FARÁNDULA

Vicente Fernández Gómez, conocido como El Charro de Huentitán, es una de las figuras más icónicas de la música ranchera en México y el mundo. Nacido el 17 de febrero de 1940 en Huentitán El Alto, Jalisco, Fernández construyó una carrera que abarcó más de cinco décadas, convirtiéndose en un símbolo de la cultura mexicana y un ícono de la música popular.

Desde niño, Vicente Fernández mostró inclinación por la música. Inspirado por artistas como Pedro Infante y Jorge Negrete, comenzó a soñar con escenarios mientras trabajaba en oficios humildes para ayudar a su familia. Su perseverancia lo llevó a participar en concursos locales de canto y a presentarse en pequeños eventos.

A finales de los años 60, Vicente comenzó a buscar oportunidades en la Ciudad de México. En 1966, tras la muerte de Javier Solís, la música ranchera tenía un vacío que Vicente Fernández empezó a llenar con su inigualable talento. Firmó con CBS México (hoy Sony Music) y lanzó su primer gran éxito, Perdóname.

El reconocimiento llegó rápidamente. Canciones como Volver, volver, El Rey y Cruz de olvido se convirtieron en himnos que resonaron en toda América Latina y la comunidad mexicana en Estados Unidos. Con su imponente voz, presencia en el escenario y la tradición de cantar con mariachi, Vicente Fernández revitalizó la música ranchera.

A lo largo de su carrera, Vicente grabó más de 100 álbumes y actuó en más de 30 películas. Entre sus discos más destacados están Palabra de Rey (1974), Para recordar (1982), y Por tu maldito amor (1989). 

Su estilo inconfundible y su dedicación al género lo hicieron ganar el título de El Rey de la Música Ranchera.

Vicente Fernández no solo destacó por su música, sino también por su cercanía con sus seguidores. Era conocido por quedarse horas en el escenario, asegurándose de complacer a su público. Su frase "Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar" se convirtió en un emblema de su amor y respeto hacia quienes lo apoyaron.

Además, Fernández fue pionero en llevar la música ranchera a los escenarios internacionales, presentándose en lugares emblemáticos como el Madison Square Garden de Nueva York y el Hollywood Bowl de Los Ángeles.

Vicente Fernández fue más que un artista; también fue un hombre de familia. Junto a su esposa, María del Refugio Abarca (Cuquita), formó una sólida familia con cuatro hijos, entre ellos Alejandro Fernández, quien también es un reconocido cantante.

El rancho Los Tres Potrillos, ubicado en Guadalajara, se convirtió en un lugar icónico para sus seguidores. Ahí, Vicente se retiró en 2016 tras una emotiva despedida en el Estadio Azteca, pero su música nunca dejó de sonar en los corazones de sus fanáticos.

A lo largo de su carrera, Vicente Fernández recibió innumerables premios, incluyendo Grammys y Latin Grammys, así como un lugar en el Paseo de la Fama de Hollywood. 

Su influencia trascendió generaciones y fronteras, dejando un legado imborrable en la música.

El 12 de diciembre de 2021, Vicente Fernández falleció a los 81 años, tras complicaciones de salud derivadas de una caída sufrida meses antes. Su partida fue un golpe para millones de personas que lo admiraban, pero también un recordatorio de la riqueza de su obra.

Vicente Fernández no solo fue un cantante, sino una institución de la música ranchera. 

Con su sombrero charro, su traje bordado y su potente voz, representó la esencia de México en cada escenario. Su legado vive a través de sus canciones, que continúan siendo parte fundamental de la identidad cultural mexicana.

Hoy, Vicente Fernández sigue siendo un símbolo de orgullo, pasión y amor por las tradiciones. Su música, llena de historias de amor, desamor y valentía, permanece como un testimonio eterno de su grandeza.