Los ancianos sufren una mayor incidencia de patologías dolorosas, por lo que se deben establecer estrategias de tratamiento adecuadas para su evaluación y manejo. Los profesionales tienden a subestimar las necesidades de dolor, por lo que se infra prescribe y se infra trata el dolor en los pacientes ancianos.
El infra tratamiento del dolor tiene muchas consecuencias perjudiciales que no sólo afectan al individuo sino que también puede afectar a su familia, amigos e incluso a la sociedad en general. Estas consecuencias incluyen la depresión, ansiedad, desnutrición, deterioro cognitivo, alteraciones en el ciclo sueño-vigilia, alteraciones funcionales, disminución de la socialización y actividades de ocio. Todo ello lleva un aumento de los costos sanitarios y una reducción sustancial en la calidad de vida
Hay una mayor prevalencia del dolor en la población anciana. Las causas más frecuentes del dolor en este grupo poblacional están reflejada:
Dolor nociceptivo: Osteoporosis, polimialgia reumática, fracturas, artritis reumatoides, procesos oncologicos.
Dolores neuropaticos: Neuropatías nutricionales, neuropatías diabetes mmellitus, post- herpéticos, neuropatías periféricas
Dolores mixtos: fibromialgia
Otros: hipotiroidismo, alteraciones aplastamiento de vertebras, infecciones agudas o crónicas
La artrosis de, al menos una articulación, aparece en el 12,1% de adultos entre 25–74 años, con una incidencia que se incrementa con la edad.
El dolor de espalda es muy prevalente en la población geriátrica con cifras que van del 13 al 49% en mayores de 65 años. Otras causas frecuentes de dolor en el anciano son fracturas osteoporóticas, especialmente en mujeres postmenopáusicas. El riesgo de fractura debida a osteoporosis en mujeres mayores de 50 años, se estima en 54%. En ciertos casos el déficit de Vitamina D, tan frecuente en la población anciana, se asocia a osteoporosis, artrosis y dolores por ende
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