Riesgo Suicida
El suicidio es un grave problema de salud pública de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este suele interpretarse como un acto por el que se adopta una “solución” extrema ante una serie de problemas psicológicos y sociales, que derivan de conflictos emocionales, familiares, sociales, económicos, de adaptación o por enfermedades que pueden ser tanto físicas o mentales (OMS, 2003).
A pesar de las dificultades en el registro de datos, se estima que el número anual de suicidios en el mundo es superior a los 703,000. Puede ocurrir a cualquier edad, y en 2019 fue la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo (OMS, 2021). A esto se le suma los efectos negativos y duraderos que cada caso provoca en el círculo de personas cercanas al fallecido, representando a nivel mundial casi la mitad de las muertes violentas, las que se reportan cada 40 segundos (OMS, 2014; OMS, 2015a) El suicidio se reporta con mayor frecuencia en los hombres, ya que estos tienden a utilizar métodos más letales. Sin embargo, las mujeres presentan el mayor porcentaje de intentos de suicidio (García, y otros, 2010). Es importante tener en cuenta que, por cada suicidio consumado hay otros muchos intentos más, y que un intento de suicidio fallido se convierte en el factor individual de riesgo más importante (OMS, 2015a).
Solamente en Honduras, en el año 2018, se quitaron la vida 209 personas, 7.7% (35 casos), en relación al mismo periodo de 2017 lo que quiere decir que en promedio, durante el periodo ocurrieron 35 suicidios mensuales y uno diario (IUDPAS, 2018).
Entre el 2020 y julio del 2022 (31 meses), en Honduras se reportaron unos 1,029 suicidios, un promedio de 33 mensuales o una víctima cada 22 horas. Durante este período, los 18 departamentos del país han sido escenario de muertes por suicidios, sin embargo, alrededor del 49% de los mismos se registraron en Francisco Morazán con 219 casos, Cortés 135, Choluteca 78 y Copán con 62 casos (CONADEH, 2022). El Instituto Nacional de Estadística (INE, 2019) registró 9,012,229 habitantes en el año 2018. El IUDPAS reportó un total de 209 muertes auto infligidas que fueron registradas de enero a junio de 2018 7.7% (35 casos), 15 casos más en relación con el mismo periodo de 2017 lo que quiere decir que en promedio, durante el periodo ocurrieron 35 suicidios mensuales y uno diario. La estadística sobre el tema expuso una tasa parcial de 2.7 suicidios por cada cien mil habitantes mayores de cinco años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera que en el suicidio influyen factores de riesgo psicosociales, culturales y ambientales, que se pueden prevenir mediante respuestas nacionales que afronten los principales factores de riesgo. Según datos de la OMS, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la región, seguidas por las de 70 años o más (IUDPAS, 2021). Sin embargo, muchos de los suicidios que se producen pueden prevenirse, aunque no es una tarea fácil (OMS, 2015b). El suicidio es un fenómeno complejo, por lo que las actividades de prevención requieren la implicación de varios agentes de la sociedad, como profesionales sanitarios, políticos o medios de comunicación (OMS, 2015a).
Dicho lo anterior, el suicidio es un debilitamiento de las redes afectivas y sociales del individuo. Según los autores, existen tres componentes básicos: a) a nivel emocional, un sufrimiento intenso; b) a nivel conductual, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente; y c) a nivel cognitivo, una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida (Bobes, Ginger, & Saiz, 2011